Esa misma noche, María y yo, dimos un paseo por el pequeño pueblo, parecíamos los únicos habitantes de aquel lugar, cogidos de la mano, nos intercambiábamos miradas, a la vez que sonrisas.
- Nunca pensé que aquel día a la salida me presentaran a alguien como tú.
- Ni yo conocer a la chica que a cambiado mi vida.
- Me impresionaste, ¿ sabes ?
- ¿ Si ? Que sepas que tu también a mi
- No soy nada del otro mundo.
- Pero eres mi mundo.- Dije.
- ¡Ves! Eres tan precioso.
- Te equivocas pequeña.
- Lo que tu digas.- Me dijo.
A medida que nos íbamos adentrando en calles desiertas, mientras la luna nos observaba, María comenzó a hablar.
- Mis padres vendrán mañana.
- ¿ Como que vendrán mañana ?
- Si, no te preocupes, ya les he informado de que te encuentras aqui en Ocarex, dicen que no hay problema.
- Madremía que vergüenza, María.
- No te preocupes, son muy majos.
- Jajaja, les debo mucho.
- ¿ Que les debes mucho, David ?
- Sí, por hacer una hija tan perfecta.
- Jaja, que tonto eres.
Entre risas, me besó, a continuación me dio un abrazo y continuamos con nuestro paseo.
Miré la hora con el reloj del señor Diego, eran las doce y media de la noche.
- ¿ Y ese reloj ?.- Me preguntó intrigada.
- Me lo a dado mi compañero de viaje, Diego.
- Ui, que extraño, ¿ no ?
- El ya no lo usaría.
- Esta bien, volvamos ya para casa.
- De acuerdo.
De camino a casa, vi la playa, y se me ocurrió una idea. Cogí la mano de María y la adentré conmigo en la playa.
- ¿ Que hacemos aquí, David ?
- Posiblemente no muchas veces podré disfrutar de tenerte conmigo, los dos solos, en una playa desierta.
- Jajaja, en eso te doy la razón.
Comencé a besadla, sin pausa, sus labios me atraían como una droga, eran perfectos, en sus pupilas se reflejaba la luna, nos tiramos en la arena, y le dije.
- Te amo, María.
- Yo también te amo, pequeñín.
Pasamos allí como unas dos horas, abrazados, besándonos, cogidos de la mano, comentando historias de nuestra vida, nuestra infancia, después nuestra etapa en el colegio y finalmente en el instituto.
- Volvamos ya a casa, si llaman mis padres y no lo cojo se preocuparán.
- Esta bien, volvamos.
Entrando en su casa, un amplio reloj marcaba las dos de la mañana, María se notaba que estaba un poco cansada.
- Bueno David, yo me voy ya a la cama, estoy muy cansada.
- Esta bien, María.
- Ven aquí anda
- Dime
Me besó y me dijo.
- Buenas noches pequeño
- Nunca me habían dado unas buenas noches tan perfectas
Se rió, su puerta se cerró, yo de camino a mi habitación estuve pensando en que como ella me había dado unas buenas noches tan cariñosamente, porque yo no.
Me puse la alarma a las nueve de la mañana, y me tiré en la cama, le envié un mensaje a mi madre.
" Siento estas horas mamá, pero era para decirte que todo esta bien, que ¡en dos días nos vemos!, te quiero mucho mamá, besos a la familia y sobretodo a Lucas. "
Me dormí.
Sonó la alarma, las nueve de la mañana, me levanté, me vestí y abrí la puerta con cuidado, me asomé por la puerta de María y hay estaba ella, descansando, cerré la puerta de su habitación, y avisté las llaves de casa, las cogí y me fui.
Avisté un parque, en el que había un jardín lleno de rosas rojas, cogí una, después me dirigí a la playa, vi que había una cala llena de rocas, me acerqué a ella, y vi unas piedras muy pequeñas, cogí una y me la llevé.
Entré de nuevo en la casa, todo seguía igual que cuando yo me había ido, me acerqué a mi habitación y cogí un rotulador pequeño negro, saqué la piedra del bolsillo y puse:
" Tú pequeño, te ama. Ocarex 2011. " La volví a guardar. Me dirigí a la cocina, cogí un poco de pan, bajé el aceite después de investigar todos los cajones, saltaron las tostadas, les eché aceite, cogí un vaso, lo llené de zumo de naranja, cogí una bandeja, y coloqué todo correctamente, después puse la rosa y al lado la piedra pequeña.
- Buenos días princesa.
María abrió los ojos.
- Dios David, ¡¿te has levantado aposta?!
- Sí, no tenia mucho sueño.- Le dije.
- Muchísimas gracias, nunca me habían traído el desayuno a la cama.
- Hasta ahora.
- Te lo has ganado.
Me besó muy fuerte.
- Vamos vístete, hoy hay una feria en el pueblo.- Le dije.
- Es verdad, ¡no me acordaba!
Al cabo de unos minutos estábamos andando, y vimos como un señor alto, fuerte, con un largo abrigo, y una bufanda de rayas en el cuello, nos miraba, iba detrás de nosotros, yo le pregunté a María que quien era, ella me contesto que no lo sabía que no lo había visto nunca por el pueblo.
El señor se fue acercando cada vez más, hasta que nos alcanzó.
Me cogió del brazo y me asusté.
- Tú eres David, ¿ verdad ?.
- ¿ Quien es usted ?
- Vengo de parte de Diego.
Entonces recordé a mi compañero de viaje.
- ¿ A pasado algo ?
- No, el se marcha del pueblo y me a pedido personalmente como su amigo que te entreguemos esto.
- ¿ De que se trata ?
- No lo sé, joven.
Me entrego una caja de color negro, y el señor se fue.
- ¡ Vamos ábrela !.- Me dijo María.
Quité el lazo, y quité la tapa negra, una carta enrollada se veía en el fondo de la caja, la cogí y comencé a leer.
" Hola David, ¿ que tal ?, seguramente te hayas asustado con mi amigo Pedro, perdóname es muy alto y sé que intimida, pero no había mucho donde elegir, me marcho de Ocarex, pero antes de todo quería pedirte un favor, sé que solamente nos conocemos desde hace un día, pero aquí, en Ocarex, no tengo a casi nadie, esto es lo que te pido que hagas, quiero que te dirijas a la calle Zafón, nº 26, 3ºA. Las llaves están debajo del felpudo, allí encontrarás................."
D.
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