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Espero que la historia os enganche desde el principio

viernes, 9 de diciembre de 2011

Ese gran beso.

Me desperté, parecía que habían pasado cinco horas, pero en realidad solo había pasado una. De repente escuché una voz muy rara, no la conocía, era de mi compañero de viaje.
- Hola muchacho, me llamo Diego.
- Encantado, soy David.
- ¿ Que te trae por aquí, amigo?
- Pues si te soy sincero, una chica.
- Ah, te comprendo, a todos nos a pasado.
- ¿ El que, señor ?.- Pregunté
- Venir a buscar nuestro gran amor.
- Ah, jajaja.- Me reí sonrojado.
- Oye, ¿ y como se llama la chica ?
- Se llama María, señor.
- María, bonito nombre. ¿ Y hacia que parte de la costa te diriges ?
- Me dirigo a Ocarex, señor.
- ¿ Ocarex ? Tiene una playa preciosa
- Eso he oido, la visitaré
- Con..... ¿María? si no recuerdo mal.
- Jajaja, se intentará.
- Toma llévate esto, lo tengo desde pequeñito, me recuerdas mucho a mi de joven, a mi no me hará falta.
Me tendió su mano y tenia un reloj muy antiguo, era de color plateado, con el detalle de los números en color negro.
- Muchas gracias señor, ¿ y porqué cree que tendré que me vendrá bien ?
- No lo sé, pero estoy seguro de que lo usaras, y recuerda : " Cada segundo, será parte de tu vida "
Allí finalizó la conversación, me puse mis cascos, y empecé a escuchar " Paradise " de Coldplay, estuve viendo muchos paisajes, pueblos, personas, etc.

Al fin llegamos, la estación de Ocarex era muy pequeñita, lo suficiente para albergar a unas 50 personas facilmente, cogí mi maleta, una mano me toco el hombro.
- Bueno David, nuestros caminos se separan, espero volver a vernos.
- ¡ Diego ! Yo también espero que nos volvamos a ver, un saludo muy grande a tus familiares. ¡Hasta luego!
- Adiós, David. Por cierto dale un saludo a María de mi parte.
- Se lo daré.
Despareció entre la gente.
Miré de un lado a otro y no conseguí encontrar a María, comencé de nuevo con más pausa, y la encontré estaba sentada en un banco, me buscaba con la mirada, al fin me encontró. Vino corriendo hacia mi, de repente saltó hacia mi, dándome un gran abrazo.
- Estas loco, ¿que haces aquí?
- Es una larga historia, vamos te la contaré por el camino.
Antes de desaparecer del todo de la estación, encontré a Diego, estaba solo, como si no esperara a nadie, me guiño un ojo, refiriéndose a María, yo le sonreí.

Después de explicarle todo lo que había pasado a María comenzamos a hablar.
- ¿ Si que han pasado cosas desde que yo me fuí, no ?
- Demasiadas, diria yo.
- Tranquilo, ya estas aquí, y ves que estoy bien, por cierto, llama a tus padres y diles que has llegado.
- No te preocupes, no quiero despertarles, ahora dentro de un par de horas les llamo.
María y yo desaparecimos entre los primeros rayos de luz señalando el amanecer.

Llegamos a su casa, era amplia, y muy acogedora, me señaló cual era mi habitación, deje todas las maletas y María me dijo que si no me apetecía ir a desayunar, yo le respondí con un sí rotundo.

Después de desayunar, le dije que me gustaría descansar un rato, porque estaba muy cansado, ella me respondió que no había problema, nos dirigimos de nuevo a la casa que quedaba muy cerca de la cafetería.

- Bueno David, descansa.
- Muchas gracias María.
Con una sonrisa cerré la puerta de mi entonces nueva habitación y me eche en la cama, era muy cómoda, y las sabanas muy suaves.

Abrí los ojos, miré el reloj que me había dado Diego hace unas horas, y marcaban las 19:00 de la tarde, salté de la cama corriendo, abrí la puerta y hay estaba ella, sentada en la mesa, dibujando algunos bocetos.

- Buenos días dormilón, bueno... más buenas tardes jajaja.
- Hola María, estaba muerto, siento haberme quedado durmiendo.
- No te preocupes tonto, mientras dormias, he ido a hacer algunos recados al pueblo. ¿ Te apetece dar un paseo por la playa, te despejas y así la conoces un poco ?
- Claro, María.
- Cogí mi móvil, los cascos me los eché al bolsillo, también me llevé el reloj de Diego, nunca sabría cuando lo podría usar y María y yo nos dirigimos a la playa, tardamos unos 15 minutos en llegar.

Nos sentamos en la orilla del mar, y le dije:
- Tengo una canción que puede que te guste, María.
- ¿ Así? A ver ponla.
- Le puse un casco y el otro me lo puse yo.
Comenzó a sonar " Just a dream " de Nelly, pero esta era una versión imitada de unos dos jóvenes cantantes.
A continuación le dije a María.
- Te quiero muchísimo, ¿sabes?
- Más que yo a ti, lo dudo.
- Sé que yo más.
- O no, ¿quién sabe?
- Puede que ahora lo sepas.
Me arme de valor, cogí aire, y la besé, un beso, tierno, cariñoso, con dulzura, lleno de alegría y con muchas ilusiones puestas en el.
- Te amo pequeño.
Y entre las olas llegando a nuestros pies, María y yo, estuvimos en la playa hasta que la luna apareció






D.

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